Quien lee sus reportajes en Caretas, creería que Américo Zambrano es un ejemplo a seguir, uno de esos pocos “periodistas de investigación” que arriesgan hasta “el pellejo” por defender la veracidad de sus reportajes, pero no es así. Zambrano Romero, quien ahora funge de editor probo, tiene un pasado oscuro y un presente no menos cuestionable.
En el 2007, Américo Zambrano recibió dos premios internacionales por la investigación que hizo a los Sánchez Paredes. La relación que encontró Zambrano entre esta familia y el narcotráfico, lo catapultó como un referente joven del periodismo, pues este reportaje se convirtió en el punto de partida de una serie de investigaciones. Sin embargo, a juzgar por las últimas noticias y por la denuncia que hizo en contra suya su excompañera de trabajo, Paola Ugaz, se podría dudar del mérito de estos galardones.
Se creía que Zambrano era un comunicador intachable hasta el día en que Blanca Burmester, su fuente en el caso Sánchez Paredes, decidió desenmascararlo. Burmester trabajó por años como relacionista pública de Aerocontinente y, por azares del destino, se convirtió en informante y amiga de Américo Zambrano. Al parecer todo andaba bien entre ellos, pero un día la relacionista pública  fue involucrada en el caso Sánchez Paredes, por un presunto lazo entre ella y Orlando Sánchez, heredero de la familia.
Cuando ese dato se publicó en Caretas, Blanca Burmester se sintió defraudada y decidió denunciar a Zambrano. Para ello apeló primero a Gustavo Gorriti, luego recurrió a Paola Ugaz, quien en ese momento trabajaba en la revista con Américo Zambrano. Una tarde, escondida en algún ambiente de la casa de Burmester, Paola Ugaz fue testigo de que Zambrano le pidió dinero a su informante para, según dijo, sacar de la clínica a su madre. “Tú eres la única persona que me puede ayudar en este momento. Mi mamá está enferma, está internada en la clínica” dijo Zambrano.

Tras el descubrimiento, Paola Ugaz denunció a su colega y publicó en su blog el audio que grabó, como prueba de su revelación. Además, en una entrevista que le hicieron en la mula.pe aseguró “Américo Zambrano nos engañó a todos y era necesario que alguien lo desenmascare”.  Al principio Zambrano desestimó la publicación de Paola Ugaz, pero al publicarse las pruebas contundentes de su “desliz” solo atinó a decir “realmente lo necesitaba, no debí aceptar es obvio y clarísimo, pero cuando a veces uno tiene la cabeza en otro lado comete errores”.
De este modo se develó la careta del investigador de Caretas. No obstante, como ironía del destino, fue Zambrano quien hace unos días aseguró haber sido golpeado, en respuesta a una supuesta investigación. “La madrugada del domingo último, Américo Zambrano, editor de investigación de CARETAS, fue atacado por cuatro desconocidos que lo abordaron en las inmediaciones de su casa en San Miguel”, dice a la letra la nota publicada.
Según la denuncia el “periodista estrella” de Caretas fue golpeado con patadas y puñetes, pero las huellas no se aprecian en la foto que adorna el recuadro. Ahí se ve a Zambrano con la mirada confusa que lo caracteriza y un brazo vendado. Otro dato curioso es que no habría presentado una denuncia por las lesiones ocasionadas. En la comisaría de San Miguel, el lugar donde ocurrió el incidente solo se notificó  la pérdida de su DNI. Entonces, ¿no es extraño que estando su vida en peligro solo haya denunciado la pérdida de su documento? Por los indicios antes señalados, se podría suponer  que la historia de la golpiza es una más de las novelas montadas por Caretas. El tiempo dirá.

FOTOGRAFÍA: Américo Zambrano a su salida de la segunda sala penal para reos en libertad de Lima, donde fue citado a declarar en relación a una querella por difamación.