martes, 4 de septiembre de 2012

Limpieza a fondo

(Editorial) Limpieza a fondo

A la par de acabar con las normas en desuso, el Congreso debería terminar con las malas leyes
Congreso de la República,  Poder Legislativo
El Congreso se ha propuesto como meta depurar 11 mil disposiciones legales que en términos prácticos no tienen ninguna utilidad. Para esto la Comisión Especial de Ordenamiento Legislativo se encargará de ubicar aquellas normas que ya han sido reemplazadas por normas nuevas pero que nadie se ha dado el trabajo de derogar de manera expresa. Este trabajo complementará el realizado por el anterior Parlamento, que derogó expresamente 14 mil normas que ya habían dejado de usarse.
La iniciativa del Congreso es saludable, pues leyes más ordenadas son sinónimo de mayor certeza y más predictibilidad. Por eso, felicitamos que los parlamentarios se estén dando el trabajo de limpiar el sistema legal.
El problema es que el Congreso está pasando un plumero para quitar el polvo que cubre los muebles de la casa, sin importarle que en todas las habitaciones haya enormes bolsas de basura acumuladas. Y es que el principal problema de nuestro sistema legal no es que existan normas que nadie usa pero que el Congreso se olvidó de derogar expresamente, sino que está lleno de leyes que sí se usan, pero más bien para entorpecer las actividades de las personas.
Según el World Competitiveness Report, tres de los cuatro mayores obstáculos para hacer negocios en el Perú tienen que ver con trabas creadas por el propio ordenamiento legal: burocracia ineficiente, regulaciones tributarias y regulaciones laborales demasiado restrictivas.
Un estudio encargado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo ilustra una pequeña parte del costo que imponen las normas ineficientes a la sociedad. Si todas las empresas de los sectores afectados por barreras burocráticas denunciadas ante el Indecopi durante el 2011 no hubiesen tenido que soportar esa absurda carga, hubiesen ahorrado más de 600 millones de soles en un año (más de dos veces el presupuesto de Pensión 65 o más de tres veces el presupuesto del programa Cuna Más), generando aproximadamente 19.500 puestos de trabajo.
Pero la casa no solo enfrenta el problema de las bolsas de basura que nadie recoge, sino que además produce diariamente más desechos sin que a nadie parezca importarle: todos los meses se siguen aprobando proyectos de ley que entorpecen las actividades privadas sin realmente crear un beneficio a la sociedad. Esto se debe en parte a que los congresistas hacen caso omiso a la sección de su reglamento que señala que todo proyecto de ley debe ser acompañado por un adecuado análisis de los costos y beneficios que generará. Por eso, no hay cómo saber si las nuevas leyes traerán o no una utilidad neta.
Lo más irónico es que varios de los mismos congresistas que forman la comisión encargada de pasar el plumero son quienes siguen ensuciando la casa. Por ejemplo, el congresista Michael Urtecho propone crear un registro único electrónico de historias clínicas y señala que esto “no acarreará gastos al erario nacional”. ¿Acaso el congresista planea donar las computadoras y el software necesarios para que funcione el registro? ¿O de dónde piensa que saldrá su financiamiento?
O tomemos el caso del congresista Marco Tulio Falconí, que ha propuesto un proyecto de ley para que el Estado distribuya una vez al año un sueldo a todos los ciudadanos cuyos ingresos familiares mensuales totales sean menores a 1.204 soles. Él señala que su iniciativa legislativa no supondrá costos por cuanto “el Ministerio de Economía y Finanzas se encargará de redistribuir las partidas presupuestales correspondientes para habilitar recursos a dicho fondo”. ¿Acaso el congresista no se da cuenta de que si le quita recursos presupuestales a una partida alguien tendrá que asumir el costo? Si le quita dinero al programa Juntos, por ejemplo, el costo lo asumirán los hogares en estado de necesidad que hoy se benefician con ese programa.
Está muy bien que el Congreso haya sacado su plumero. Pero si realmente se quisiera hacer una limpieza a fondo, tendría que mirar a su alrededor y revisar sus prioridades.

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