VIDA MODERNACaer en los brazos de un viejo amor, como le sucedió a Mia Farrow, es más común de lo que se cree. Los expertos cuentan por qué echar para atrás a veces es inevitable.
Foto: INGIMAGE
Mia
Farrow escandalizó hace un par de semanas al revelar que su hijo Ronan
podría ser de su exmarido Frank Sinatra. A pesar de que Farrow se
divorció del cantante después de 18 meses de matrimonio, nunca le puso
punto final a la relación y la mantuvo hasta la muerte de Sinatra en
1997.
Aun entre 1982 y 1992,
cuando la actriz estuvo casada con el director Woody Allen, Farrow tenía
encuentros furtivos con el artista. Ahora ella argumenta que en
realidad Sinatra fue el amor de su vida.
Para
muchos este tipo de historias solo pasa en Hollywood pero la cierto es
que ‘cangrejear’, como se le dice coloquialmente a volver a encender las
llamas de la pasión con un antiguo amor, también pasa en la vida real.
Y
en proporciones insospechadas. Juan Martín, un abogado de 28 años dice
que le ha sucedido muchas veces y con todas sus exnovias. “Con una
reincidí tanto que volvimos como siete veces”, dice. En un estudio
publicado en el Journal of Adolescent Research con más de 700
adolescentes de entre 17 y 24 años, el 44 por ciento había roto una
relación y se había reconciliado. Un cuarto de los participantes había
tenido relaciones sexuales con un ex en los dos años previos al
estudio.
“No conozco a nadie que no haya
tenido la tentación de volver con la ex. Tienen que haber terminado muy
feo para que no se le ocurra”, dice Juan Martín. Es tan común que hay un
refrán que ha hecho carrera: ‘Si no tienes sexo con algún ex eres un
mal polvo’.
Hay que aclarar que los escenarios
del ‘cangrejeo’ son múltiples. El más sano pero menos común es cuando la
pareja se separa, hace su duelo, tiene otras relaciones y pasado el
tiempo se encuentra y tiene un romance.
Pero
la situación más frecuente se presenta cuando las parejas terminan su
relación, lo anuncian a los cuatro vientos y un buen día sin saber cómo o
por qué reinciden. “Muchos van a consulta porque no saben qué es lo que
está pasando”, dice la psicóloga Evelyn Peckel. Lo ideal, según ella,
sería terminar las relaciones de tajo, pues “es más fácil, sano y más
comprometido”.
Pero las parejas que rompen se
sienten todavía atadas emocional o sexualmente a esa persona. Según
Nelly Rojas de González, esos lazos son tan fuertes que cuando se rompen
generan un cuadro parecido al del síndrome de abstinencia, el mismo que
sufre un adicto cuando le quitan su droga. En esas circunstancias las
recaídas son apenas normales.
Peckel explica
que cuando una pareja dice ‘ya no más’, ese es “el comienzo de un
proceso largo de separación”. Y si bien muchas personas saben hacer su
duelo sin mirar atrás, otras tienen procesos más lentos y dramáticos, y
en esa despedida es común que reincidan.
A
veces, los ex reportan que estos encuentros sexuales son mucho mejores
que los que tuvieron cuando eran pareja porque se sienten libres y
expresan su sexualidad con confianza. “El mejor sexo siempre se da
después de las peleas”, dice Juan, un diseñador industrial de 40 años.
Y si a esto se suma el ingrediente de lo prohibido, se añade más pasión
al fuego.
Esta es la razón por la cual Saúl,
un economista de 30 años que ha reincidido con todas sus ex, siempre
trata de espantar a los antiguos novios de su pareja. Por experiencia
sabe que acostarse con su ex “es cómodo, fácil y familiar”, si se
compara con el esfuerzo que implica conocer gente nueva y conquistarla
para tener un rato de placer. Cree que cuando esto se da es porque aún
no ha encontrado a alguien que le quite el puesto en su corazón a su
antiguo amor.
La sexóloga Martha Lucía
Palacios señala que si los ex aún tienen sentimientos y asuntos no
resueltos es válido resolverlos “entre conversaciones y cama”. También
son válidos todos los intentos de reconciliación. Aun más, cree que las
exparejas pueden apoyarse en la sexualidad cuando no han conseguido una
nueva relación y “los veranos han sido muy largos”.
Lo
importante, para ella, es saber si esos episodios con el ex lesionan.
Por ejemplo, si alguno tiene expectativas de volver y el otro no, la
experiencia podría ser agridulce. Una de sus pacientes lo tenía tan
claro que “lo único que quería luego de separarse era un encuentro
sexual con su ex, pero no para reconquistarlo sino para mostrarle lo que
se había perdido al dejarla por otra”, dice.
En
efecto, el hecho de que ‘cangrejear’ sea común no significa que no sea
doloroso. Cuando se vuelve atrás, “las parejas se enredan
emocionalmente”, según Peckel. Como le pasó a Juan Martín quien se
arrepiente de haberlo hecho porque “cada encuentro era mejor que el otro
y al final el tema de volver no estaba sobre la mesa, y yo estaba
enamorado. Por eso hoy no lo recomiendo ni lo volvería a hacer”.
A
veces los enredos son mucho más graves, como le sucedió a Martha, quien
se separó de su esposo sin peleas pero un día en que él fue a recoger
unas cosas, se le hizo tarde y se quedó a dormir en su antiguo hogar. Y
pasó lo que tenía que pasar. “Como ya no tenía relaciones sexuales
permanentes, había dejado de tomar pastillas y quedé embarazada”,
relata. Hoy cada uno vive por su lado y ella está a cargo del hijo de
ambos.
La sexóloga Luisa Torres ve esas
experiencias como un aprendizaje en el que la persona analiza por qué
vuelve, qué temas pendientes tiene y finalmente entiende que debe cerrar
ese ciclo. Por eso, a pesar del drama, cada uno de esos encuentros
ayuda al proceso del duelo.
En otras historias
de amor, sin embargo, algunos quedan atrapados en el duelo, y establecen
una relación intermitente como la que protagonizaron en la vida real
Elizabeth Taylor y Richard Burton o la de Mia Farrow con Sinatra.
María
del Pilar vive una relación de estas hace cuatro años. Estando casada
conoció al amor de su vida. Se separó de su esposo y se fue a vivir con
él y aunque solo estuvieron juntos ocho meses ella no lo ha podido
olvidar. “En las negociaciones siempre volvemos pero la dicha solo nos
dura unos cuantos meses y él se vuelve a ir”. Ha intentado olvidarlo
pero no puede. “Hace cuatro meses no nos vemos y no sé si esta es la
definitiva”, dice.
Es posible que en estos
casos, las parejas hayan roto por un capricho y se alejen sin hablar del
tema. Un día se encuentran y vuelven a engancharse emocionalmente. “Por
lo general son relaciones dañinas”, dice Nelly Rojas, porque no se hace
un duelo profundo. Y eso, dice Rojas, es como desconectar el teléfono
sin cancelar la línea. “Cuando me conecto todo está igualito”, agrega.
Los
expertos señalan que en el juego del amor todo puede pasar. Y un
ejemplo es la sorpresa que dieron el príncipe Andrés y Sarah Ferguson,
quienes después de estar separados durante 17 años podrían volver a
casarse. Los ex siempre son importantes en la vida, dice Peckel, y salvo
en contadas excepciones en donde ha habido una gran pelea “si a uno lo
dejan con un ex que ha querido mucho cualquier cosa puede pasar”.
Donde hubo fuego...
Algunas parejas de famosos han puesto a funcionar el espejo retrovisor en el amor.
Mia Farrow y Frank Sinatra
Según
revelaciones recientes, la actriz nunca dejó de amar a su primer
esposo, el cantante Frank Sinatra, y mantuvo encuentros sexuales con él
incluso cuando estaba casada con Woody Allen.
Elizabeth Taylor y Richard Burton
Tuvieron
una relación amorosa intermitente de romances y separaciones. Según los
expertos, son relaciones dañinas que por la incapacidad de sus miembros
de cerrar ciclos se mantienen unidas.
Sarah Ferguson y el príncipe Andrés
En
las últimas semanas se ha rumorado que podrían volverse a casar después
de una separación de 17 años. Aunque es poco común, el caso de esta
pareja sucede cuando ambos han superado el duelo de su relación, han
tenido muchos romances y en la madurez deciden volver a juntarse.
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